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Toledo, Cuenca y Almadén: Ciudades Patrimonio de la Humanidad

Solo 962 lugares en todo el mundo han sido declarados hasta el momento por la Unesco (Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas) como Patrimonio de la Humanidad, un título que tiene como objetivos catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad. En Castilla-La Mancha son tres las ciudades que pueden presumir de ser Patrimonio de la Humanidad en la categoría de "bien cultural": Toledo, Cuenca y Almadén.

En noviembre de 1986, Toledo fue declarada Patrimonio de la Humanidad, siendo la capital de Castilla-La Mancha la primera ciudad de la región en conseguirlo. El principal argumento de la Unesco para conceder esta distinción internacional a la Ciudad Imperial fue haber "escapado a la conmoción de la época contemporánea" y ser "depositaria de más de dos milenios de historia". Sus monumentos son obras maestras de distintas civilizaciones.

Fue en diciembre de 1985 cuando empezó todo el proceso, siendo alcalde el socialista Joaquín Sánchez Garrido. El Ministerio de Cultura presentó un completo expediente sobre Toledo ante Icomos, la comisión técnica de asesoramiento de la Unesco, que en junio de 1986 elaboró un informe muy favorable del casco histórico de la ciudad.

Icomos no olvidó la importancia de Toledo para todos los pueblos que han configurado la historia nacional. Fue municipio romano y su circo es uno de los mejor conservados; también fue capital visigoda y los restos de las murallas del rey Wamba dejan constancia de ello; la puerta de Bisagra y la mezquita de Tornerías son muestra de la fuerza que tuvo Toledo en el emirato de Córdoba y durante la Edad Media las espectaculares calles estrechas y laberínticas de la ciudad fueron testigo de la convivencia pacífica de las tres culturas (árabe, judía y cristiana), una etapa en las que se construyeron las sinagogas del Tránsito y Santa María la Blanca y la catedral de Santa María.

Ingredientes más que suficientes, junto a su entorno geográfico, los Cigarrales o el encajamiento del río Tajo, para que la Unesco diese el visto bueno a Toledo como ciudad Patrimonio de la Humanidad en noviembre de 1996. Cuenca, Patrimonio de la Humanidad desde 1996

Diez años más tarde que Toledo, en diciembre de 1996, la "histórica ciudad amurallada de Cuenca" también fue distinguida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad gracias a su excelente estado de conservación y el impresionante maridaje con el paisaje rural y natural que la rodea.

Cuenca, una vez conquistada por los castellanos en el siglo XII, se convirtió en ciudad real y sede episcopal, multiplicándose entonces la construcción de edificios de gran valor, como la primera catedral gótica de España y las famosas casas colgadas, suspendidas en lo alto de la hoz del río Huécar. Almadén, la última alegría

Toledo y Cuenca, dos ciudades privilegiadas por su monumentalidad a las que en 2012 se uniría Almadén como Patrimonio de la Humanidad. La localidad ciudadrealeña, que formaba candidatura conjunta con Idrija (Eslovenia), entró en el selecto grupo el pasado 30 de junio, cuando el Comité de Patrimonio de la Unesco reconoció de una vez en San Petersburgo (Rusia), tras varias negativas, el incalculable valor de su mina.

El yacimiento de Almadén, cuyo mineral principal es el cinabrio (sulfuro de mercurio), se formó hace unos 430 millones de años y la mina ha estado en activo 2000 años, dando un tercio de todo el mercurio que ha utilizado la humanidad.

En el 2002 paró su producción pero en 2006 las puertas de la mina abrieron de nuevo para ser visitadas, ofreciendo al turismo la posibilidad de bajar a 50 metros de profundidad.

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